OBAMARGENA Vs. LA HEROICA
Por Rotundo Amargus, el Domingo, 1 de abril de 2012 a
la(s) 22:00
A veces siento que me torno demasiado local en mis
escritos, pero es que nuestra ciudad es una fuente inagotable de inspiración
que va de lo mágico a lo insólito con una facilidad que a veces contradice todo
juicio.
Con su rancio pasado, el sudor pesado y salobre de
un verano eterno, callecitas y rincones, son un escenario en donde todo puede
pasar y donde sus murallas son mudo testigo de historias y personajes que son
grito y silencio del desparpajo Caribe que brota incesantemente de sus
entrañas.
Con el motivo de la celebración de la “Cumbre de
las Américas”, vuelven las promesas, los decretos, reparcheos y redadas de
seguridad para maquillar el olvido; de repente todo brilla y funciona, no hay
indigentes, ni perros callejeros, los vendedores ambulantes se esfuman, hay
tanto policía que no nos atrevemos a salir (de pronto esa es la idea), todo
parece funcionar con una precisión suiza; de repente la cloaca amurallada se
convierte en tacita de plata. Todo exhibe un brillo y orden sospechoso, más de
lo mismo y lo mismo de siempre, una mezcla de sinfonía inconclusa y
colcha de retazos muy al estilo nuestro, muy tardía, muy hipócrita muy
colombiana… ¿porque somos así?, ¿por qué amamos la improvisación y el
remiendo?, ¿porque los cambios siempre son de forma y no de fondo?
La eterna controversia de los por
qué.
Se volvió casi que imperativo hacer “lo justo”,
solo cuando nos visita alguien ilustre o toma lugar un evento importante, es
solo el prurito de aparentar mientras el mal crece y la desidia carcome a
nuestros dirigentes venidos a menos en su reducto ante tanto visitante
poderoso.
Deberíamos dejar de enseñar historia y más bien
aprender de ella, así nuestro atraso no sería tan galopante y cómplice de todos
nuestros males, hace años fue Bill Clinton, hoy es Obama, tanto que sugiero que
le cambiemos el nombre a la ciudad y le pidamos que se quede a ver si todo esto
se vuelve permanente y por fin ponemos la casa en orden. Sería entonces
“OBAMARGENA” y la Heroica pasaría a ser historia, pero todos sabemos que las
fantasías no tienen argumento y que después de la Cumbre, emergerá la Heroica.
La verdadera Cartagena, que soporta con estoicismo la corrupción, los
trancones, la inseguridad, y la injusticia social; aquella que tambalea ante la
inconformidad de su gente en los barrios subnormales, que mata y olvida para
vestirse de gala cada vez que hay un evento y funge como vitrina de un país que
tiene una prosperidad frágil y mentirosa.
Con
el esqueleto de un Transcaribe todavía en ciernes, seguimos inmersos en un
progreso onírico que no es más que una heroica resistencia a la cultura
ciudadana y un cáncer que nos consume día a día con la “Carreta” de
Patrimonio Histórico de la Humanidad. Creo que va siendo tiempo de que
nos lo quiten, porque nosotros no pudimos con semejante titulo.Finalmente, “OBAMARGENA” no es más que un chiste y la locura de este idiota que escribe y no deja de soñar con una Cartagena más ciudad, más humana y menos heroica.
El tiempo dirá la última palabra, mientras tanto solo queda seguir siendo heroicos y aceptar nuestro rol de testigos de excepción en una fiesta que siempre es en nuestra casa y donde nunca nos dejan bailar.