martes, 12 de junio de 2012

La patrona del mal, por Antonio Caballero


La patrona del mal
Por Antonio Caballero

Y es que Pablo Escobar, como se ha dicho de Hitler, ganó su guerra después de muerto. Porque la Colombia corrompida y criminal es la que se está imponiendo.
“Televisión educativa”, titula el caricaturista Matador, en El Tiempo, un chiste que ilustra la serie de televisión sobre Pablo Escobar, El patrón del mal, presentada por el Canal Caracol todas las noches. El dibujo muestra a un niño disfrazado con peluca y bigotes y pistola que le dice a su padre estupefacto: "Soy Pablo Escobar". Y lo terrible es que el chiste de Matador va en serio: muchos millares de niños (y niñas) de Colombia quieren ser, cuando grandes, como el Pablo Escobar que pinta la serie: un héroe fuerte y valeroso, inteligente y astuto, rico y poderoso, digno de admiración y emulación hasta en sus crímenes y en sus trampas, o justamente por ellos.

No es de extrañar que la serie tenga el rating más alto de la historia de la televisión colombiana, a pesar de que compite, desde la semificción, con sustanciosos crímenes de verdad-verdad: la traición de que se acusa a Sigifredo en el Valle, el presunto asesinato del caño de la 93, el empalamiento del Parque Nacional, sin contar asaltos guerrilleros, ejecuciones sumarias, bombardeos, falsos positivos, secuestros. Nuestra televisión es una mina de sangre.

El estreno de la serie fue anunciado por una campaña publicitaria sin precedentes y presentado en una ceremonia a la cual acudió lo más granado de la sociedad -políticos, empresarios, ministros, periodistas, millonarios, artistas, damas de sociedad- encabezado por varios de los hijos de las víctimas del bandido difunto. Y tan arriba va el rating, o sea, el número de espectadores que siguen la serie día a día (entre los cuales me incluyo), que habiendo sido prevista para 60 capítulos de una hora Caracol ha decidido transmitirla más bien en 120 de media hora, para que en la otra media quepa la avalancha de anuncios publicitarios de empresas de toda índole que quieren aprovechar la popularidad del capo mafioso: farmacéuticas, cementeras, bancos, grandes tiendas, telefónicas, cines, empresas públicas distritales. Y el gobierno nacional, que es de todos modos el principal puntal publicitario de todos los medios audiovisuales o escritos. Al gobierno no le tiembla la mano para poner a remolque del más despiadado asesino de nuestra historia a los niños (y las niñas) que piden amor y cuidados y a las señoritas que fingen atrapar en el aire la urna de la transparencia. Es impresionante.

La serie lo merece, sin duda, pues es una magnífica producción televisiva. El guión, los libretos, la ambientación, la dirección, la actuación de todos los participantes. Los mejores son los más malos: Escobar, su mamá. Y el espléndido conjunto es, en suma, un canto a la mayor gloria póstuma de un bandido.

Sin embargo los productores de la serie y padres de la idea, Juana Uribe y Camilo Cano, habían dicho que su propósito era contar la historia desde el lado de las víctimas. Y ellos mismos lo son: sobrina la una de Luis Carlos Galán, e hijo el otro de Guillermo Cano, asesinados ambos por orden de Escobar. Pero por muy víctimas que hayan sido, su producción televisiva es, repito, un canto al triunfo de un criminal, que es ya, por otra parte, un personaje casi mitológico, venerado como un santo en las comunas y los barrios populares de Medellín, desde donde se hacen peregrinaciones para orar y poner flores en su tumba. La cual es también escala habitual en los circuitos para extranjeros que organizan las agencias de turismo, pues no en balde se trata del colombiano más famoso en el mundo: más que Rafael Puyana y que Radamel Falcao y que César Rincón y que Fernando Botero, y solo comparable a Gabriel García Márquez -quien, por cierto, le dedicó a una de sus fechorías un libro entero: Noticia de un secuestro-.

Y es que Pablo Escobar, como se ha dicho de Adolf Hitler, ganó su guerra después de muerto.
La ganó porque la Colombia corrompida y criminal de la que fue pionero, adoradora del dinero rápido a cualquier precio y olvidada de toda moral y todo escrúpulo, es la que se está imponiendo. Escobar murió a tiros (como sus víctimas). Pero tras su muerte el narcotráfico terminó por penetrar e inficionar todo: el campo y la ciudad, la guerrilla y el Estado, la banca, la política: ya no es Pablo Escobar el único narcoparlamentario. La televisión: lo estamos viendo. La lengua: media Colombia habla hoy la lengua de la mafia, mitad de sicario paisa, mitad de traqueto valluno: "¡Hágale!", "¡Sí o sí?". Y el ejemplo va calando, en la llamada 'colombianización' -o sea, escobarización- de México, de América Central, de la Argentina, del pacífico Uruguay, del Brasil. Porque a todo esto, y pese a la idolización del difunto Pablo Escobar, no hay que olvidar que él no fue sino una encarnación pasajera del mal: no el patrón. La patrona es la droga. O, más exactamente, la prohibición de la droga, que la convierte en un valiosísimo producto de primerísima necesidad: en un exquisito bocado de criminal, en el sentido en que se habla de un 'bocado de cardenal'.

No me cansaré de repetirlo.

¿Por qué hay países ricos y pobres? ¿Qué pasa con Colombia?

¿Por qué hay países ricos y pobres? ¿Qué pasa con Colombia?

El libro de James Robinson y Daron Acemoglu Por qué fracasan los países, nos enseña...
¿Por qué hay países muy ricos y otros muy pobres y dónde está la clave del éxito?
¿Qué pasa con Colombia?

En el libro de James Robinson y Daron Acemoglu argumentan que la política es el factor más determinante del desarrollo y el progreso de las naciones.
Y resaltan algo que debemos aprender: “De las instituciones políticas fuertes depende la capacidad de generar economías que crezcan y ofrezcan bienestar para todos”.
El problema es que, esas instituciones, decimos nosotros, han sido manejadas por personas que han sido inferiores a las circunstancias.
Este pedazo nos retrata, cuando el libro concluye “que las naciones fallan porque sus instituciones son débiles y "extractivas", es decir, son excluyentes: privilegian a unos grupos de la sociedad por encima de otros y concentran el poder en una élite que actúa para su propio beneficio”.

Luisemilioradaconrado
Reflexiones para Colombia
Los autores le dan una mirada a Colombia y plantean también importantes reflexiones. Aunque señalan que en muchos aspectos las instituciones económicas y políticas se han vuelto más inclusivas a través del tiempo, todavía persisten elementos de lo que denominan instituciones extractivas.
Según Robinson, la debilidad del Estado central colombiano es un grave problema, pues le impide controlar todo el territorio y, como consecuencia, en una parte del país la ley está ausente. No es de extrañar entonces, dice, que hayan florecido organizaciones como los narcotraficantes, el paramilitarismo y la guerrilla.
Por ejemplo, la ausencia de control explica el poder de los paramilitares en muchas zonas y su relación simbiótica con los políticos y la influencia que pueden tener cuando hay elecciones.
Robinson dice que tener el rótulo de ser una de las democracias más antiguas no ha servido para garantizar igualdad para todos. Hace énfasis en que, aunque el Estado es capaz de proporcionar servicios y seguridad en las grandes zonas urbanas, hay sectores donde los vacíos son notorios. "En algunas partes del país, las instituciones económicas funcionan bastante bien y hay altos niveles de capital humano y habilidad empresarial, pero, en otras, las instituciones muestran un grado mínimo de autoridad estatal". 
El hecho de que el país se mantenga como una de las naciones más desiguales de América Latina es muestra de que no ha logrado tener instituciones económicas y políticas fuertes para adelantar los cambios necesarios. 
Hay varios ejemplos que cita el economista: no se ha logrado tener un régimen tributario más equitativo y justo. 
Otra muestra de debilidad nacional es que ningún gobierno ha logrado mejorar la infraestructura del país, que colapsa con cada invierno.
Por otro lado, preocupa que Colombia parece estar más interesada en estimular la explotación minero-energética que en invertir en educación, tecnología e innovación.
Si bien los autores llegan a la conclusión de que Colombia no es un Estado fracasado ni está a punto de colapsar, sugieren que lograr un crecimiento económico sostenido es muy poco probable.
Suena bastante pesimista, pero, como dice Robinson, es posible cambiar, aunque no sea fácil.
El libro podría ser una buena guía para corregir el rumbo.

Debilitamiento de la economía mundial y colombiana, por Jairo Parada


Ya se empieza a sentir la crisis. El debilitamiento de las economías no está pegando por todos lados...
Ya recibimos información de Ecopetrol, donde nos informan que los ingresos para 2013, bajarán. No olvidemos que es la empresa más poderosa que tiene Colombia y la que le entrega más recursos a la nación... 
En esta columna, que les entregaremos, el doctor Jairo Parada, nos hace un recuento de lo que está sucediendo en algunas naciones. El precio del petróleo, China, España... en fin. Y también cómo están nuestros numeritos.

luisemilioradaconrado
  
El debilitamiento de la economía mundial y colombiana

Por Jairo Parada  
Sin duda las señales de la economía mundial rápidamente indican un debilitamiento de las economías más poderosas del mundo, lo cual nos obliga a revisar las expectativas de empresas, gobierno y consumidores, en un escenario global caracterizado por la fragilidad financiera. En primer lugar, es claro el rápido descenso de los precios del petróleo en todos sus indicadores, tanto WTI como el Brent, los cuales vienen en caída libre desde finales de febrero, revelando la pérdida del dinamismo mundial. En Estados Unidos la tasa de desempleo subió al 8.2%, dificultándose la generación de nuevos empleos, lo cual ha puesto en aprietos la reelección de Obama. De cada seis jóvenes que termina la educación secundaria en Estados Unidos que se vinculan al mercado laboral, apenas uno consigue empleo. El PIB europeo cayó en todos los países diferentes a Alemania. En España la tasa de desempleo ha escalado al 25%, con niveles prácticamente de una depresión, alcanzando en los jóvenes el 50%. El crecimiento económico se ha desacelerado en China, Brasil e India.

Ya en Colombia empezó la desaceleración del crecimiento industrial en el I trimestre del año, por lo que todo indica que avanzamos a escenarios complejos a pesar de la buena dinámica de la economía colombiana. Anif reporta que el área licenciada para construcción empieza a caer en Bogotá y el Valle.

La venta de vehículos cayó en mayo en un 3.1% según la información de Econometría. Según las cifras del Dane, las exportaciones colombianas, que venían creciendo a tasas elevadas por el rol del sector minero, ya empezaron a frenarse por la caída de las exportaciones de productos agropecuarios, bebidas y alimentos, de un 29% en abril pasado. El desplome de las ventas de café (57.1%), flores (18.7%) y banano (10.9%) indican el cambio en la coyuntura mensual. Si se descuentan las reexportaciones en manufacturas, las exportaciones manufactureras cayeron en un 8.1%. Aunque el crecimiento de la economía colombiana se estima este año en un 5%, ya se sabe que nos movemos hacia aguas tormentosas que pueden modificar los escenarios previstos.
 
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La raíz de fondo de la situación mundial obedece al agotamiento de un modelo basado en la autorregulación de los mercados “dominado por la industria de los servicios financieros, la cual ha retenido los beneficios para una plutocracia financiera, la cual captura las rentas para los más ricos en nombre de la libertad y la globalización” (Robert y Edward Sidelsky, Bloomberg, junio 7/12).
 
Se impone una re-estructuración de la economía mundial que privilegie la generación de empleo y la sostenibilidad, no sólo el crecimiento, que penalice el consumo conspicuo y que regule a nivel internacional el movimiento de capitales. El anterior escenario nos lleva a moderar nuestras expectativas locales, sobredimensionadas con las ilusiones del TLC.

El pasado 31 de mayo, en el salón Julio Enrique Blanco, se celebró un homenaje merecido a los primeros economistas titulados hace 50 años como economistas por parte de la Universidad del Atlántico, los Profesores Eméritos: Alcides Vargas Castro, José M. Hernández González, Pablo Matos Martínez y Fernando Llinás Toledo, quienes fueron los pioneros de nuestra profesión en la ciudad. ¡Mis felicitaciones por esa vida dedicada a la academia!


Jairo J. Parada Corrales
Economista, PhD.
Barranquilla-Colombia
Celular 311-650-0550
Phone and fax: 57-5-3557657