Jairo
Parada, economista y analista económico, así como otros colombianos están
sorprendidos. Yo que no soy experto escribí en mi Blog hace unas horas: ¿Hasta
dónde llegará el precio del dólar?, viendo que hoy se trepó a 2.855.44.
Y
como Jairo y los otros analistas, vemos con preocupación lo que está
ocurriendo.
¿Eso
hasta qué punto golpearía las economías de América Latina?
Como
dice Parada:
“Hay que amarrarse los cinturones”.
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Nubarrones cambiarios
Por Jairo Parada
La escalada del dólar a más de $2.800 ha
dejado desconcertados a todos los analistas económicos, quienes suponíamos que
el problema no pasaría de los $2.600 o $2.700. Ello indica que el mercado
cambiario está recogiendo señales más profundas de preocupación, en medio de
los mensajes tranquilizadores del ministro de Hacienda. Llama la atención la
bonanza de inversiones del Gobierno Nacional en pleno para Barranquilla
anunciadas en el pasado fin de semana, cuando a la vez se anuncian recortes de
$5 billones de pesos en la inversión pública nacional para 2016. En otras
palabras, si la economía se desacelera, pues ya el FMI estima nuestro
crecimiento para 2015 en un 3%, cuando apenas un año antes se hablaba de un
4,5%, el Gobierno estaría enfrentando la crisis con las políticas pro-cíclicas
de austeridad que ya han fracasado en Europa.
La bonanza de las materias primas
demandadas por la economía china ya terminó, como lo señala la revista The
Economist. En muchos países creyeron que el desarrollo capitalista llegaba con
los mercados de grandes superficies y centros comerciales. Mientras hubiese
auge económico por la economía minera, el consumo doméstico respondía en la
demanda interna. Eso ha terminado. Toca por tanto volver a los fundamentales de
una economía: el desarrollo industrial y agroindustrial, así como el desarrollo
agropecuario. El problema no se resuelve solo con construcción de vías,
viviendas y educación: se hace necesario tener una política industrial y
agropecuaria, que cuide los eslabonamientos y complementariedades, evite las
aperturas indiscriminadas y sepa insertarse en forma inteligente en la
globalización. En Colombia, a pesar de los Pipe´s no hay realmente una política
industrial de fondo.
El ministro de Hacienda ha dicho que el
alza del dólar no debe preocuparnos. Llevará al ajuste doloroso y necesario de
nuestro sector exportador e importador. Por esa vía, se supone que exportaremos
más manufacturas, productos agroindustriales y productos agrícolas. El
problema es que una devaluación excesiva resulta también peligrosa. Hay un
ambiente de fragilidad internacional con la caída de la bolsa de Shangai luego
de la burbuja inmobiliaria china, la crisis griega que solo ha sido aplazada
por la terquedad alemana, además de las amenazas de alzas en las tasas de
interés de la Federal Reserve de Estados Unidos.
Estos factores generan
presiones hacia la tasa de cambio en todos los mercados del mundo. Pero en
Colombia ha sido más fuerte. Vienen cayendo las exportaciones de petróleo
y carbón, y también el flujo de inversión extranjera. Ello aprieta el
cuello del saldo de la Balanza de Pagos, erosionando nuestro nivel de divisas,
con huecos de 5.000 millones de dólares apenas en cuatro meses.
De seguir así, ¿qué pasaría a fin de año?
Se nos dice que las exportaciones no-mineras tendrán que reaccionar. Pero si
recordamos la condición Marshall-Lerner, sabemos por teoría económica que el
éxito de una devaluación depende de las elasticidades del sector externo, las
cuales por ahora no son muy favorables.
El efecto “J” nos puede ampliar el hueco en
los próximos meses. Hay que amarrarse los cinturones.